Los refrescos nacieron hace más de dos siglos, a finales del XVIII. Muchas de estas bebidas tuvieron su origen en el ámbito de la farmacia y se solían tomar para mejorar pequeñas afecciones tales como la indigestión o la acidez. Como la mayoría de las bebidas, salvo el agua y la leche, son ácidas.
Pero es en el siglo XX, a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando, debido a que la presencia de sustancias como la cafeína y altas concentraciones de azúcar aportaban energía rápida y levantaban la moral a la tropa, los soldados las popularizan y su consumo se generaliza en el mundo. Y empieza una escalada cada vez mayor en la que en ocasiones hasta desplaza al agua de la dieta.
Evidentemente si estoy en una batalla y no se si pasaré de mañana, el hecho de que el consumo de refrescos pueda afectar a la salud de mis dientes, o teñirlos, es el menor de mis problemas. Pero cuando volvemos a la vida tranquila, la cosa cambia.
Su consumo se relaciona con multitud de enfermedades, fundamentalmente con la gran epidemia de este siglo que es la obesidad. Pero nosotros nos vamos a centrar en los efectos que tienen los refrescos, así como los zumos azucarados, en los dientes.
Erosión y caries dentales
La erosión dental. Pérdida del tejido dental duro de la superficie del diente debido a procesos químicos, normalmente por el ataque de ácidos. Los refrescos generalmente, tienen ácidos en su composición así que de todas formas atacan el esmalte.
El ataque ácido tarda unos 20 minutos en ser neutralizado por la saliva de nuestra boca, pero cada vez que damos un sorbito al vaso, el proceso comienza de nuevo. Beber los refrescos despacito y a buches cortos es lo peor.
Los zumos de frutas y las bebidas para deportistas tampoco son saludables para los dientes. Cuanto más ácida y azucarada una bebida, peor.
Además de los ácidos de estas bebidas, los azúcares que contienen alimentan a las bacterias que se encuentran en nuestra boca. Son estas bacterias las que nos van a producir las caries que son lesiones más profundas.
Los últimos años se ha venido constatando la incidencia cada vez mayor de la erosión y caries en edades más tempranas. Nos encontramos con dientes de leche con problemas derivados del consumo de este tipo de bebidas que continúan después con la dentadura definitiva. Recuerden que debemos incluir los jugos en brick llenos de azúcares que llevan los escolares de merienda.
Manchas en los dientes
Otro efecto de los refrescos es que producen manchas y oscurecimiento en los dientes. Esto es por los colorantes que se depositan en nuestros dientes cuando el esmalte está debilitado por el ataque ácido. Las manchas en los dientes son especialmente notorias en aquellas personas que suelen trabajar con un refresco a mano y van dando sorbitos a lo largo de la jornada.
En Estados Unidos hay un fenómeno conocido como “ Las bocas de Mountain Drew“. El mountain drew es un refresco de limón que se consume en la zona de los Apalaches donde el 26% de los niños en edad escolar presenta caries y el 15% de los menores de 24 años ya ha perdido al menos un diente por las caries. El consumo del refresco es tal que muchas personas no beben otra cosa y lo consumen durante todo el día.
Nuestro consejo
. Consumir menos refrescos y zumos azucarados y sustituirlos por agua.
. Al beber un refresco hacerlo en el menor tiempo posible. Mucho mejor un par de tragos largos que pequeños sorbos continuados.
. No cepillarse los dientes hasta 40 o 60 minutos después porque el esmalte está debilitado y podemos dañarlo.
. La saliva irá equilibrando el ph de la boca por lo que podemos ayudar a ello enjuagándonos con agua o leche, comiendo un trozo de queso o masticando chicle sin azúcar.
. El mejor momento para consumir este tipo de bebidas es junto con las comidas y el peor antes de acostarse porque tenemos que esperar para lavarlos.
. Unas gotas de limón en nuestro refresco no es buena idea porque incrementa su acidez.
. Acudir a sus revisiones periódicas con el dentista para controlar que su boca está sana también es muy importante.