La perfección está en el equilibrio y en el caso de la higiene dental no iba a ser menos. Quedarse cortos es malo, pero un exceso de higiene dental también.
Parece un contrasentido lo normal es pensar que cuanto más limpios mejor pero no es exactamente así; vayamos por partes:
Exceso de higiene dental
Recientemente se han hecho estudios destinados a ver la correlación entre la higiene dental y algunas enfermedades intestinales (colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn y la enfermedad inflamatoria intestinal). Concretamente un grupo de investigadores de la Karolinska Institutet and Örebro University Hospital en Suecia monitorearon a 10.162 individuos desde el año 1973 al 2012 para analizar si existía relación esta relación.
Los resultados fueron sorprendentes; los expertos descubrieron que una mala higiene bucal estaba asociada a un menor riesgo de padecer este tipo de enfermedades, especialmente en pacientes que tenían los problemas bucales más graves. Realmente no se puede concluir que una menor higiene dental nos proteja de otras enfermedades, pero lo que si parece es que un exceso de higiene en general, también en la dental, está haciendo que los niños estén muy poco o nada expuestos a parásitos y bacterias, y esto los predispone a desarrollar enfermedades autoinmunes y alergias.
En nuestra boca hay bacterias que debemos mantener a raya, pero si tenemos un control tan exhaustivo que no las dejamos ni asomarse, nuestras defensas no podrán entrenar a sus soldaditos contra ellas. ¡Equilibrio!
Exceso de cepillado dental
Lo recomendable es cepillarse con un cepillo de cerdas medio/suave durante unos dos minutos. Pero la función del cepillado es retirar los restos de alimentos que quedan adheridos a los dientes o metidos entre ellos, no pulir el diente. Hay personas que aprietan un cepillo de cerdas duras sobre los pobrecitos dientes como si fuese una lijadora. Un exceso de cepillado puede desgastar el esmalte de nuestros dientes y dejar expuesta la dentina sin protección, además de lastimar nuestras encías y tejidos blandos.
Lo mismo pasa con el uso de la seda dental o de los cepillos interdentales. Hay que pasar el hilo o seda dental entre los dientes pero sin dañar las encías. Los cepillos interdentales deben ajustarse al tamaño de los huecos de nuestra dentadura; son las cerdas las que tienen que retirar los restos, no el alambre que las sujeta. En el mercado hay distintos grosores y formas de cepillos interdentales y hay que escoger el que mejor se adapte a cada uno de nosotros.
Exceso de flúor
La fluorosis es una de las patologías más conocidas y que se manifiesta a través de unas manchas de color blanco localizadas en el esmalte dental. Estas manchas nos indican zonas desmineralizadas en el esmalte. El flúor es necesario, pero su exceso no. Los niños pequeños no controlan lo suficiente para evitar tragar la pasta de dientes, así que es mejor que ésta no contenga flúor. También hay algunas personas, pocas afortunadamente, a las que les gusta comérsela….¡no lo hagan!
Demasiados enjuagues y colutorios
Muchas veces usamos los enjuagues bucales más por la frescura que nos dejan en la boca que por otra cosa. Debes saber antes que nada que en absoluto pueden sustituir al cepillado. Por otro lado, algunas fórmulas son más perjudiciales que beneficiosas para la salud sobre todo si son usadas en exceso.
Algunos enjuagues contienen altos niveles de alcohol, entre un 18 y 26%. Esto puede producir una sensación de ardor en las mejillas, los dientes y las encías, que se puede confundir con el frescor cuando en realidad te está quemando los tejidos blandos de la boca. El colutorio puede ocasionar una intoxicación si se ingiere o aplica sin criterio.
Aquellos que contienen bicarbonato de sodio son bastante utilizados para limpiar los dientes, pero si permanecen mucho tiempo en la boca pueden desgastarlos.
Los enjuagues bucales con clorhexidina, un antiséptico, pueden producir pigmentaciones marrones en los dientes y lengua, además de aparición de hongos bucales y descamación de la mucosa oral cuando se usan en exceso.
¿Cuál y cuando usarlos?
Pues el que te prescriba tu dentista, cuando te lo prescriba y durante el tiempo que te indique…¡fácil!
Un exceso de blanqueamiento dental
El uso excesivo de blanqueadores también resulta perjudicial, sobre todo cuando lo hacemos sin supervisión del especialista. Las pastas blanqueadoras pueden dañar el esmalte dental de manera irreversible y dejan expuesta la dentina al ataque de las caries. Debes saber que cada diente tiene un límite en el nivel de blanco que puede darnos. La mayoría de las sonrisas blanquísimas de los famosos no se deben a blanqueamientos sino a la utilización de carillas dentales. El uso obsesivo de pastas blanqueadoras puede hacer que finalmente acabemos necesitando carillas porque nos hemos comido todo el esmalte de nuestros dientes.
La mayoría de los efectos adversos que hemos visto son un problema de equilibrio. La higiene dental es importante, todos queremos vivir muchos años con todos nuestros dientes pero si nos excedemos…puede ser peor.
La mejor manera de saber si estamos teniendo un exceso de higiene dental, o lo hacemos bien, es acudir a las revisiones en la clínica dental al menos una vez al año. Pregunta al especialista todo lo que necesites saber, no te quedes con dudas.
Es importante no pasarse por exceso ni por defecto, ¡el equilibrio es el secreto!
En Artedental, tu clínica dental en Tenerife te ayudaremos a encontrar ese equilibrio, pide tu cita